Ya hace un año que le conocí. Ese chico de la discoteca. Ese chico
con sonrisa de cine, ojos azules, pelo negro y cuerpo de escándalo... Daniel. Ese es su nombre. Ese
es mi chico.
Como siempre, a
las seis de la mañana suena el despertador. Daniel tiene que ir a trabajar y yo
lo despierto cariñosamente.
- ¡Buenos días! -
dije a la vez que le besaba el cuello.
+ Buenos días...
¿Qué celebramos hoy? - dijo a la vez que se tiraba encima mía y me sonreía.
- Ya sabes que yo
las mañanas las tengo tontitas - dije entre risas.
+ Ya lo sé - dijo
riéndose también.
Nos besamos
durante un instante y se levantó de la cama.
+ ¿Nos bañamos
juntos?
- Veo que no soy
la única que tiene una mañana tonta. Vale, vete quitándote la ropa ahora voy -
dije mientras lo miraba con un especial cariño.
Me quedé sentada
en la cama, pensativa. Hoy me he levantado diferente. Sigue siendo tan guapo
como cuando lo conocí. Prácticamente vivimos juntos, y... No. No puede ser.
Pero, ¡es tan guapo! Todavía recuerdo la frase de <<No te enamores
de mi, no quiero hacerte daño>>, ¿la habrá seguido al pie de la
letra? Poco a poco va saliendo una pequeña lagrimita de mi ojo derecho. No
puede ser: ¡estoy llorando! No me atrevo a decir porqué.
Casi temblando, me
quité la ropa y me metí en la ducha sin mirarle a la cara.
+ ¿Qué tiene mi
diseñadora preferida?
- Nada...
+ ¿Estás llorando?
- No. Es que se me
acaba de caer el champú en los ojos, por eso los tengo rojos...
+ Ah, vale. ¿Seguro
que no tienes nada? - dijo con un tono muy impaciente.
- No. No estoy
segura - salimos de la ducha y mientras nos secábamos, continuó la
conversación.
+ Cuéntame, Dafne.
Me estás asustando.
- Tengo miedo.
+ ¿Por qué?
- Estos días
atrás, he notado que cuando te miro se me acelera la respiración, que cuando me
besas el tiempo se para, que cuando veo que te desnudas cada una de mis
terminaciones nerviosas cobra vida y que cuando te
veo sonreír parece que no hay nada más hermoso que tú.
+ ¿Qué me quieres
decir con eso? Yo también lo he sentido durante este año.
- Pero... No de
esta forma.
+ ¿Por qué? ¿Qué
hay de diferente? Somos amigos que viven juntos, se atraen y pasan un rato
divertido juntos.
- A eso me
refiero. Somos amigos...
+ ¿Y...?
- Me he enamorado
de ti, lo siento - dije mientras empezaba a llorar otra vez.
+ No, no llores,
por favor. Te tengo que confesar una cosa.
- Dime...
+ Yo también estoy
enamorado de ti, pero no desde hoy, sino desde que te conocí. Eres la chica más
hermosa que he conocido y te quiero.
- ¡Nooooooo!
+ Pero, ¿por qué?
- Yo no puedo
enamorarme. Soy muy joven, no quiero novio, no quiero amarrarme. Quiero ser
feliz.
+ ¿Has sido feliz
este año entero?
- Sí.
+ Pues, ya está.
Ésto es ser una pareja. Sólo que no puedes acostarte con nadie más, ni yo
tampoco. Y también cambia otra cosa... Que las parejas se dicen te quiero.
- No. No puedo.
+ Inténtalo.
- No puedo.
+ ¿Por qué, Dafne?
No es tan difícil.
- No puedo. No
sólo te quiero.
+ ¿Cómo?
- Sí. Yo te quería
hace seis meses. Hoy...
+ ¿Hoy qué?
- Hoy siento que te amo... Y lo peor de todo es
que me duele. Te amo, y no quiero hacerlo.
+ Entonces, es
amor de verdad.
- ¿Cómo? ¿Amor?
Has violado mi primera regla.
+ No. La has
violado tú. Me has dicho te amo y si la misma persona que hace el reglamento,
lo infringe, éste pasa a ser inválido.
- ¡Cómo te odio,
abogaducho!
+ Pero me amas...
- Sí. Aunque
seamos amigos.
+ ¡A la mierda la
amistad! Yo también te amo, Dafne. Eres todo lo que quiero tener. Piénsatelo,
por favor. Voy a llegar tarde al trabajo. No me llevaré las llaves,
si quieres que estemos juntos, ábreme la puerta cuando llegue, si no,
volveré mañana a buscar mis cosas - dijo mientras se vestía rápidamente.
- Vale.
+ Hasta después -
dijo. Después me dio un beso la mejilla.
- Espera...
+ ¿Qué?
Me abalancé sobre
él y lo besé. Lo besé apasionadamente.
- Te amo. No tengo
que pensar nada...
+ Entonces, ¿somos
pareja?
- ¡No te
emociones! Vamos a intentarlo. Si no funciona, ya sabes que los contratos los
puedo renovar cuando quiera.
+ Muchísimas
gracias, Dafne. Eres la mujer de mi vida - concluyó mientras salía por la
puerta.
¡Mierda! Ahora me
acabo de acordar que quedé con otro chico a las cinco y media. Tendré que
suspenderlo porque tengo... ¿cómo se llama eso? Novio. Me da
repelús la palabra, pero bueno. Da igual. Lo tengo a él. Daniel. Todo lo que quería. Mi NOVIO. Cada
vez que lo digo suena mejor: MI NOVIO, desde hace un año y para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario